Historia y leyenda del Vino

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Historia y leyenda del Vino

En la creación del vino está mezclada la historia y la leyenda, como en ninguna otra creación del ser humano. Solo por la anécdota y la conjetura sabremos de su nacimiento.

Leyendas casi historia, las encontramos en los diversos pueblos que se adjudican su creación, persas, griegos, Israelitas, etc. Cada uno nos da su versión de cómo fue descubierto, ya sea por un ser humano o por un animal.

El pueblo persa cuenta la leyenda de Jashmid, rey apasionado de las frescas uvas de diferente color y fragancia, y que una vez al reventar las uvas que guardaba en ánforas en habitaciones frescas de palacio, encontró que escurría un líquido espeso cuyo olor en nada se parecía a la dulzura de los frutos, tuvo la certeza de que el líquido era venenoso por lo que lo hizo saber a sus cortesanas.

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Una de ellas, cuyo nombre no registra la leyenda, y que había perdido los favores del rey, se introdujo a la habitación y con ánimo de suicidarse, bebió un sorbo del espeso líquido, sintiéndose mareada, y que sus piernas le temblaban y su corazón rebosaba dentro de su pecho.

Tomó una jarra y la llenó de aquel líquido y se dirigió a las habitaciones reales, y ante el rey, extrañado por ante la imagen se felicidad de su cortesana, probó la bebida, y surtió su efecto y juntos bailaron, rieron y se amaron. Por esta acción Ella reconquistó los favores del rey, y la humanidad, ganó el privilegio del vino.

La leyenda helénica cuenta que, en Etolia, región de Grecia, un pastor llamado Staphylos, observó que una cabra se apartaba del rebaño y llegaba más tarde al corral.

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Un día la siguió y vio que la cabra comía un fruto que él no había probado nunca. Llevó un racimo a su amo, Oinos, quien tuvo la idea de exprimir los frutos convirtiéndolos en suave vino que ofreció a Liber Pater un visitante que resultó ser el mismo Baco. Liber ya conocía la vitivinicultura y para premiar a Oinos, le reveló sus misterios, y llamó “oinos” al vino y “staphile” a la vid.

Por su origen místico y legendario, el vino ha sido relacionado con muchos dioses, lo cierto es que uno solo ha sido considerado padre de la vitivinicultura; Baco, el dios de la viña, del vino y del delirio místico.

En las Sagradas Escrituras, el patriarca Noé, es a quien le toca el honor de conocer y experimentar los efectos del rico mosto, y como consecuencia la desgracia de los hijos de Cam. La embriaguez de Noé prestigió al vino.

Así mismo, Jehová, el severo Dios de Israel, promete a su pueblo una patria, que incluye las viviendas y las viñas y sus productos. Así aprecia la fundamental importancia del vino en la existencia del hombre. En el Nuevo Testamento se menciona el primer milagro de Jesucristo, en las bodas de Canaán, convierte el agua en vino que, según la narración, es mejor que el que tenía el anfitrión.

Así mismo, en los momentos más críticos de su existencia terrenal, cuando se despide de sus discípulos en la Última Cena, nos da su carne y su sangre simbolizados por el pan y el vino. Así podemos seguir escribiendo mitos, leyendas y realidad entrelazadas, lo cierto es que la única forma de conocer su historia es sentirla en los labios, la lengua y el paladar al rozarlo y al beberlo.