Los alimentos y la salud (Parte 3)

Trastornos alimenticios

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Los alimentos y la salud: Trastornos alimenticios

Los síndromes anorexoides, como la anorexia nerviosa y la bulimia, se caracterizan por su cronicidad, resistencia al tratamiento y frecuentes recaídas. La primera impresión, tanto para el médico como para el nutricionista y también para el paciente, es que se trata de una “tontera II o “un juego pasajero “, que va a desaparecer espontáneamente. Esto rara vez ocurre; por el contrario, se los debe encarar con la seriedad que merece una enfermedad potencialmente fatal.

Idealmente estos pacientes deben ser tratados por un equipo interdisciplinario con especial experiencia en el campo de los desórdenes de la alimentación. Los miembros íntimos de la familia deben ser informados acerca de la naturaleza y seriedad de la enfermedad para ganar su comprensión y apoyo.

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Una vez que se logra una alianza con el paciente, se comienzan a explorar los aspectos psicológicos y emocionales que iniciaron y perpetúan la enfermedad. Es importante recalcar, más que nunca, que no hay dos pacientes totalmente iguales y que todo tratamiento se debe adaptar a cada uno en particular.

Con la explicación dinámica de la naturaleza de la enfermedad, se va pasando poco a poco desde la atención y discusión centrada en la comida y el peso, a los problemas más profundos: inseguridad, sensación de falta de control, inadecuación social, necesidad continua de ser aceptados por los demás, compulsiones, depresión, etc.

El tratamiento de estos enfermos es prolongado y muchas veces frustrante.

Anorexia nerviosa

La anorexia nerviosa es una enfermedad característica de la pubertad y se manifiesta casi exclusivamente en niñas. Sus síntomas primordiales son: pérdida progresiva y pronunciada de peso, gran reducción de la ingesta, no por falta de apetito sino por resistencia a comer, amenorrea, constipación e hiperactividad. Pero el rasgo característico más importante es la prosecución implacable de una delgadez extrema.

En los últimos 20 años la ocurrencia del síndrome se incrementó llamativamente. Ataca a niñas jóvenes de clase alta; esta distribución social de la AN se relaciona con la moda que subraya la importancia de la delgadez y con los cambios sociales que dan más libertad y derechos a la mujer, pero a su vez le exigen mayor rendimiento. La anorexia nerviosa es síntoma de miedo intenso a enfrentarse con las complicaciones sociales y sexuales de la vida adulta.

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Sus manifestaciones físicas corresponden a las de una alimentación insuficiente. Una niña con anorexia avanzada tiene el mismo aspecto de una persona internada en un campo de concentración, su piel es seca, grisácea y arrugada, su expresión es triste, de agobio, como por vejez o desgracia. Las encías están inflamadas, el cabello es ralo, el panículo adiposo desaparece y los músculos pueden atrofiarse.

La amenorrea es el síntoma principal y de gran valor diagnóstico, suele preceder a la anorexia misma y se relaciona con una seria alteración del equilibrio hormonal.

En cuanto a los aspectos psicológicos, la Anorexia Nerviosa se caracteriza por un miedo aterrador a la gordura. El problema principal aparente es el control del peso y el logro del dominio sobre el cuerpo.

Son tres las áreas del funcionamiento psíquico alteradas (las mismas que “‘7- están dañadas en la obesidad): 1) trastorno de la imagen corporal; 2) percepción confusa de los estímulos que surgen del cuerpo; 3) sensación de ineficiencia paralizante.

El criterio para el diagnóstico de la AN está basado en la presencia de uno o más de los siguientes problemas relacionados con la nutrición: pérdida dramática de peso corporal (alrededor del 25% del peso corporal), imagen corporal distorsionada, preocupación excesiva por. el alimento y el peso ganado, hábitos alimentarlos caóticos, y conductas relacionadas con prácticas físicas con un importante gasto energético.

Debido a la compleja etiología de estos desórdenes alimentarios, el método más efectivo para el tratamiento es un enfoque interdisciplinario que incluya psicoterapia individual y familiar, cuidados nutricionales y médicos.

Si la intervención es precoz y oportuna, en pocos casos requiere internación. Las formas severas y/o tratadas tardíamente exigen hospitalización y pueden llevar a la muerte.

Bulimia

La bulimia es un síndrome que se caracteriza por episodios de atracones seguidos por vómitos inducidos, ayunos y uso de laxantes y diuréticos.

Los síntomas bulímicos pueden ser parte del síndrome de la anorexia nerviosa. E150% de los individuos anoréxicos desarrollan bulimia. Los bulímicos tratan de restringir la ingesta de los alimentos por un camino que los lleva a impulsos físicos y psicológicos. El alimento es entonces purgado por medio de vómitos forzados o mediante el uso de laxantes.

Las complicaciones físicas que no amenazan la vida incluyen: daños en los dientes, irritación de la tráquea, inflamaciones esofágicas, rupturas y lesiones en los labios, ruptura de los vasos sanguíneos de la cara, y callosidades en los dedos que son colocados en la boca para provocar el vómito.

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Es más raro que aparezcan síntomas agudos como deshidratación y desbalance de electrólitos, fístulas gastrointestinales, daños renales y miopatías reversibles causadas por la ingestión de diuréticos. La deficiencia de calcio como resultado del abuso de laxantes durante mucho tiempo, puede ser una consecuencia nutricional específica.

Los bulímicos están habitualmente cerca del peso normal, pero tienen miedo de ganar peso.

A diferencia de los anoréxicos, tienen problemas psicosociales. Son incapaces de tolerar la frustración e intentan aliviar su sensación con el “llenado” y el “purgado”.

En oposición a los anoréxicos, los bulímicos tienden a tener escasos impulsos de control, pero abusan y roban. Una de las principales características psicológicas es el sentimiento de culpabilidad cuando el ciclo de atracones y vómitos se hace en absoluto secreto.

Mientras que los anoréxicos giran siempre alrededor del alimento, los bulímicos giran alrededor de ellos mismos. Los individuos bulímicos comen compulsivamente para escapar el doloroso problema de ganar peso y ante la vergüenza de no poder controlar su conducta eliminan el alimento antes de que sea absorbido por el cuerpo.

El tratamiento de la bulimia es similar al de la recuperación del anoréxico.

Se observa un número menor de bulímicos que de anoréxicos en pobres condiciones físicas.

El tratamiento psicológico debe estar orientado a desarrollar la capacidad para aceptar la configuración del cuerpo para dejar de vomitar o de purgarse y para adoptar una dieta más normal.

Se logra un importante progreso cuando se vislumbra la capacidad de distinguir o separar el objetivo de dejar de vomitar con el de perder peso.

La revelación parece ser un hecho importante para estos pacientes, y ocurre cuando pueden decir que sienten repugnancia por el propio hábito y un deseo de comer normalmente.

El enfoque del tratamiento dietético es el cambio de la conducta.

Obesidad

Condición corporal caracterizada por el almacenamiento de una cantidad excesiva de grasa en el tejido adiposo bajo la piel y en el interior de ciertos órganos como el músculo. Todos los mamíferos almacenan grasa: esta constituye el 25% del peso corporal en mujeres normales, y el 15% en los varones.

El depósito de grasa, cuya capacidad energética es dos veces superior a la de proteínas o carbohidratos, es una forma de almacenamiento energético para necesidades futuras. Sin embargo, cuando estas reservas grasas son excesivas representan un problema de salud. Los datos de las compañías de seguros demuestran que las personas cuyo peso sobrepasa en un 30% el peso ideal tiene mayor riesgo de padecer enfermedades, (diabetes, gota, enfermedades biliares, aterosclerosis e hipertensión, insuficiencias respiratorias, asma, etc.). En síntesis: “La obesidad reduce la expectativa de vida de quien la padece”.

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La obesidad es consecuencia de trastornos del sistema endocrino sólo en contadas ocasiones. No es un trastorno congénito, y los bebés obesos no siempre lo son durante todo su desarrollo. La obesidad es la consecuencia de un aporte de energía a través de los alimentos que supera al consumo de energía a través de la actividad. Se ha demostrado que obesos y personas de peso normal pueden comer lo mismo, pero mientras las personas no obesas reducen la ingesta más tarde para compensar este aporte excesivo, los obesos no lo hacen. La obesidad puede también deberse a la falta de actividad, como sucede en las personas sedentarias o postradas en cama.

Definir bien los objetivos es una condición prioritaria del tratamiento. Es muy importante destacar que en el caso de la obesidad el objetivo del tratamiento no consiste solo en el descenso de peso, sino en el mantenimiento de peso en un determinado nivel inferior, cercano al ideal.

Los objetivos del tratamiento, entonces, serán:

  • Reducir el peso corporal.
  • Disminuir el apetito.
  • Corregir las perturbaciones metabólicas.
  • Promover la reeducación alimentaria, que haga mantener el peso logrado.

En este sentido los programas de aumento de actividad física deben ser placenteros, fáciles de hacer y de mantener y no deben constituir un gasto extra ni excesivo. La incorporación de caminatas o el empleo de las escaleras, en la actividad cotidiana, cumplen con estos requisitos.

Debido a que la obesidad está considerada por muchos como una alteración en los hábitos alimenticios de quienes la padecen, hay terapias que tratan de modificar este comportamiento patológico. Se enseña a los pacientes a comer sólo en determinados momentos del día o en lugares específicos, a comer despacio, y a llevar relación escrita de los alimentos ingeridos. Sólo un 15% de los pacientes así tratados consiguen una pérdida de peso aceptable y mantenida.